
La economía argentina vuelve a girar al compás de Washington. Entre nuevas restricciones cambiarias, la fragilidad de las reservas y la expectativa por la ayuda del Tesoro estadounidense, el Gobierno intenta contener la presión sobre el dólar sin admitir una devaluación inminente. Mientras tanto, los mercados sólo piden una cosa: “Show me the money”.