La producción bajo cubierta: una alternativa estratégica y rentable en contraestación

La provincia de San Juan, caracterizada por su clima árido y sus vastos paisajes, ha logrado desarrollar un sector agrícola que encuentra en la producción bajo cubierta una opción estratégica para ofrecer productos frescos en contraestación. Esta modalidad de cultivo, que permite extender la temporada de siembra y cosecha más allá de los ciclos tradicionales, se ha convertido en una herramienta clave para los productores locales que buscan aumentar su competitividad en los mercados regionales.

 En la provincia, los departamentos de Albardón, Pocito y Santa Lucía son los que lideran la producción bajo cubierta, destacándose por la superficie destinada a cultivos en invernaderos. Estos espacios protegidos son fundamentales para resguardar los cultivos de las inclemencias del tiempo y asegurar un suministro constante de productos agrícolas en épocas en las que otras regiones del país aún no han comenzado sus cosechas. Esto no solo ayuda a mantener la oferta durante todo el año, sino que también permite a los agricultores captar mejores precios en los mercados, aprovechando la escasez estacional.

El emprendimiento de los hermanos Ramis en Santa Lucía
Un ejemplo destacado de este tipo de producción es el emprendimiento de los ingenieros Guillermo y Javier Ramis, quienes decidieron apostar por los invernaderos en el departamento de Santa Lucía. Con una experiencia de más de tres años, los Ramis han logrado consolidarse como productores de hortalizas, especializándose en cultivos de zucchini, tomate y pimiento.

El ingeniero agrónomo Guillermo Ramis explicó cómo funciona su emprendimiento: “Nosotros tenemos alrededor de una hectárea destinada a invernaderos. En este momento, estamos trabajando con tres cultivos principales: zucchini, pimiento y tomate, que son productos de alta demanda en el mercado, especialmente en contraestación. La principal ventaja de este tipo de producción protegida es que nos permite trabajar en una ventana temporal en la que otros productores, principalmente del norte del país, ya han terminado su ciclo productivo, y Mendoza aún no ha comenzado el suyo. Esto nos permite colocar nuestros productos en el mercado a precios más favorables”.

Por su parte, Javier Ramis detalló el origen del proyecto: “La idea de emprender en agricultura bajo cubierta fue impulsada principalmente por mi hermano, quien tiene un fuerte vínculo con la agronomía. Él tenía el conocimiento técnico y yo las ganas de emprender algo nuevo”. Guillermo agregó que “no fue fácil al principio, comenzamos prácticamente desde cero y con muy poco conocimiento específico del rubro, pero con la ayuda de otros productores y colegas, logramos aprender y adaptarnos”.

Ventajas de la producción bajo cubierta
La producción en invernaderos ofrece una serie de ventajas significativas que los hermanos Ramis han sabido capitalizar. Una de las más importantes es la posibilidad de producir en condiciones climáticas controladas. En San Juan, donde el clima puede ser extremo tanto en verano como en invierno, los invernaderos brindan una solución eficaz para mitigar los efectos adversos del clima.

“Una de las grandes ventajas de trabajar en invernadero es la protección que le brindamos a los cultivos frente a factores climáticos como el viento, la lluvia y las heladas”, comentó Javier Ramis. “Esto nos permite producir durante el invierno en contraestación, cuando la mayoría de los cultivos a cielo abierto no pueden desarrollarse debido al frío”.

 Además del control climático, los Ramis han implementado un sistema de riego por goteo de alta eficiencia, alcanzando niveles de entre el 90% y el 95%. Este sistema les permite maximizar el uso del agua, un recurso escaso en la provincia. “El riego presurizado por goteo es fundamental en los invernaderos”, explicó Guillermo Ramis. “Es la única manera viable de mantener una producción estable, ya que si utilizáramos métodos tradicionales, las estructuras de los invernaderos no soportarían la humedad y se deteriorarían rápidamente. Además, el goteo asegura que cada planta reciba la cantidad justa de agua y nutrientes, lo que optimiza el crecimiento y la calidad de los cultivos”.

Desafíos y limitaciones
A pesar de las múltiples ventajas, la producción bajo cubierta no está exenta de desafíos. El principal obstáculo que enfrentan los productores es el control de plagas. Según Guillermo Ramis, “las condiciones ideales que ofrecemos dentro del invernadero para el desarrollo de las plantas también resultan ser las condiciones ideales para las plagas. El control de plagas es un desafío constante, y aunque tratamos de implementar estrategias de manejo integrado, en muchas ocasiones debemos recurrir a soluciones químicas para proteger nuestros cultivos”.

El clima también representa un reto importante. En invierno, las temperaturas en San Juan pueden descender drásticamente, lo que obliga a los productores a calefaccionar los invernaderos para mantener los cultivos en condiciones óptimas. “Este año en particular ha sido muy frío, tuvimos que calefaccionar los invernaderos durante más de 20 días”, explicó Guillermo. “Usamos calefactores a gasoil, conocidos como ‘bocas de dragón’, y hubo noches en las que los encendíamos a la 1 o 2 de la madrugada para mantener las temperaturas adecuadas hasta las 9 de la mañana”.

Otro de los grandes retos es la logística. Aunque gran parte de la producción de los Ramis se destina al mercado concentrador de Guaymallén en Mendoza, que ofrece mayores volúmenes de venta y mejores precios, la logística de transporte y distribución es costosa y compleja. “En Mendoza hay más salida de productos, más venta y más gente, por lo que los precios suelen ser un poco mejores”, comentó Guillermo. “Sin embargo, la logística es un desafío, ya que tenemos que coordinar envíos constantes tanto al mercado mendocino como a los mercados locales, como la feria de Rawson o algunos puntos de venta en la capital”.

Innovación con biotecnología: hacia una agricultura más sostenible
En su búsqueda por optimizar la producción y reducir la dependencia de productos químicos, los ingenieros Ramis han comenzado a trabajar con biotecnología. De la mano del ingeniero Gabriel Zabaleta, están realizando pruebas con bacterias beneficiosas que colonizan el suelo y compiten con los patógenos que afectan los cultivos.

“La propuesta de incorporar biotecnología surgió de Gabriel Zabaleta, quien nos ofreció la posibilidad de probar esta solución en nuestros cultivos”, explicó Guillermo Ramis. “Estamos observando muy buenos resultados en términos de cuajado de los tomates. Por ejemplo, en el primer racimo de tomate hemos logrado hasta 10 frutos por racimo, lo que es un excelente resultado. Además, esta tecnología nos permite reducir el uso de fertilizantes químicos, lo que genera un impacto positivo tanto en el medio ambiente como en la calidad del producto final”.

Según Zabaleta, el uso de bacterias beneficiosas no solo mejora el rendimiento de los cultivos, sino que también aumenta la salubridad de los productos cosechados. “Cuando aplicamos este tipo de biotecnología, logramos que las bacterias benéficas colonicen el suelo, lo que reduce la presencia de patógenos perjudiciales. Esto no solo mejora la salud de las plantas, sino que también genera productos más saludables para el consumidor final, con una huella de carbono más baja y un enfoque más sostenible”