No hay que discutir coeficientes de riego, sino como ser eficientes para aprovechar los 800 hectómetros cúbicos que distribuirán en el año

No es el momento de discutir si un coeficiente de riego es mucho o poco. El sistema de distribución y uso del agua para riego tiene que mejorar su eficiencia para que el productor pueda optimizar el agua que recibe, entendiendo que solo contarán con 800 hectómetros para el agro

14/11/2024
viñedo riego

El Centro de Investigación, Desarrollo e Innovación para la Gestión Integral del Agua en el Árido - CIGIAA- lanzó el segundo informe técnico de Coyuntura ¿Qué se discute con los coeficientes de riego? Este informe está elaborado por Fernando González Aubone y Facundo Vita Serman del Inta, EEA San Juan.

Entre los aspectos que considera el informe, con el agua que se entrega en cabecera de los canales madres  es de 13234 metros cúbicos por hectárea cultivada. Esto supera las necesidades hídricas de la vid en un 27%, según un estudio realizado por el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria -INTA-. En este se concluye que las necesidades hídricas de la vid son de 10.400 metros cúbicos anuales por hectárea cultivada.

A continuación se detalla el informe completo del CIGIAA

Todos los años, una vez que se publica el Pronóstico Hídrico Anual en San Juan, la primera semana de octubre, comienza la discusión sobre los llamados Coeficientes de Riego (o de distribución del agua de riego) a aplicar durante la temporada. El mencionado pronóstico, es decir la cantidad de agua que se prevé vaya a traer el río San Juan durante un año, es una medida expresada en volumen, generalmente, en hectómetros cúbicos (hm3  ), discriminados mes a mes, ya que los caudales que lo integran siguen una curva estacional vinculada a las temperaturas del ambiente. A mayores temperaturas, mayores caudales. Así, para el presente ciclo 2024/25, el pronóstico medio es de 1.250 hm3 . Ese volumen a “derramar” durante el año venidero, juntamente con las reservas existentes de agua, tanto la disponible en embalses como en acuíferos, y la tendencia plurianual del ciclo hidrológico, sirven para determinar las cantidades asignadas para los distintos usos y usuarios del agua.

El volumen anual pronosticado para este año, aunque festejado por ser el más alto desde la temporada 2017/18, está por debajo de la media histórica y, a su vez, nos encuentra con las reservas, tanto en embalses como acuíferos, por debajo de lo recomendado. Por este motivo, se ha alcanzado un consenso, en ámbitos académicos y políticos, de que estamos ante una buena oportunidad de mejorar esas reservas, es decir, de no usar toda el agua y recomponer el sistema. En ese sentido, el ámbito científico de San Juan ha estimado que para que su sistema hídrico sea autosostenible, el agua para riego distribuida anualmente por la red de riego de los valles de Tulum, Ullum y Zonda no debe superar los 800 hm3. Esto considerando que la agricultura es, por lejos, el principal usuario de agua y que además de utilizarse la abastecida por los canales, existe una tendencia creciente a la extracción de agua subterránea por este sector (CIGIAA, 2023).

Volviendo al tema de los Coeficientes de Riego, estos expresan una medida, no de volumen, sino de caudal o flujo instantáneo. El coeficiente general de 0.39 que reclamaban los regantes se traduce en 0.39 litros por segundo por hectárea (l/s.ha), siendo las hectáreas (ha) el total de la superficie con derecho a riego (concesionada) en los citados valles. Como esa superficie actualmente es de 118.976 ha, esto significa que el caudal total considerado surge de multiplicar ambos valores divididos por mil, resultando en 46.4 metros cúbicos por segundo (m3 /s). Más allá de que los regantes puedan constatar que mientras más caudal llega a sus fincas podrán regar una mayor superficie de cultivo, para saber si ese caudal es suficiente habría que conocer otras variables y, finalmente, convertir esa medida de flujo en stock, es decir, pasarla a volumen. Veamos de qué se trata:

Área cultivada: ya hemos visto que el caudal distribuido y expresado en coeficiente hace referencia a la superficie con derecho a riego o concesionada y no la efectivamente cultivada. Esta última, en el mejor de los casos, tiene una relación de 1 a 2, es decir, el área cultivada bajo la red de riego no supera el 50% de área con derecho que es atendida (INTA, 2022).

Tipo de cultivo: Cada cultivo tiene lo que se llama sus propios requerimientos hídricos, que se expresan en volumen, ya sea diario, mensual o anual. Hay cultivos de verano y de invierno, de ciclo largo o corto, de brotación temprana o tardía, entre otros. Aunque el cultivo predominante sea la vid, no es lo mismo para todas las variedades ni formas de conducción. A esto hay que sumarle el clima, que también tiene una influencia sobre los requerimientos de los cultivos en las distintas zonas y el manejo agronómico que hagamos del mismo.

Eficiencia de uso del agua: esta medida expresa el porcentaje del agua asignada y derivada en cabecera de sistema que efectivamente llega al cultivo. Sabemos que parte del agua se pierde en el camino, ya sea en la distribución, conducción y aplicación, pudiendo este valor global ser  ampliamente variable. De ahí que se estimule el cuidado del agua mediante el uso de mejores tecnologías.

Uso de agua subterránea: el Código de Aguas de San Juan permite el uso de agua subterránea como complemento del agua superficial, dentro de la red de riego. De hecho, muchos regantes cuentan con perforaciones en sus fincas que usan de manera estratégica para reforzar las dotaciones que llegan por los canales.

Uno de los problemas que tenemos en San Juan es que no conocemos en detalle algunas de estas cuatro variables. Por lo tanto, se vuelve complicado saber si un coeficiente general de 0,39 es mucho o poco para un mes determinado del año. Es decir, se dificulta saber la correcta distribución temporal de este coeficiente, ya que la demanda de agua no es la misma para las distintas épocas del año. Queda claro, sin embargo, que un uso eficiente del agua requiere una entrega flexible que sea capaz de atender una demanda variable. En general, podemos decir que el coeficiente a entregar en enero debería ser más alto que el correspondiente a septiembre o abril (ver Primer Informe de Coyuntura, CIGIAA 2024).

Así y todo, esta semana nos ha llegado la propuesta con el calendario de coeficientes de entrega que el DH ha hecho a los regantes, la cual vamos a traducir a volumen de agua anual y mensual.

 cuadro agua

La tabla muestra el calendario con 223 días de entrega al año y una corta continua de invierno de 109 días, para un área de 118.976 ha de derechos de riego. El volumen anual equivalente para entregar es de 787 hm3, lo cual se ajusta al mencionado consenso científico de no superar los 800 hm3. A esto se suman, según lo informado, unos 15 hm3 en invierno para atender las demandas de los cultivos hortícolas. Por lo tanto, el reclamo de los regantes con derechos de riego superficial, de un coeficiente de 0.39 para los meses de noviembre, diciembre y enero, se ve satisfecho con uno de 0.40. Luego es lógico, siendo el cultivo predominante la vid, que este coeficiente sea menor durante los meses anteriores y posteriores, donde los requerimientos hídricos de este cultivo son menores.

Respecto al segundo aspecto, al volumen entregado en cabecera para cada hectárea con derecho, de 6.617 m3/ha, se lo duplica para convertirlo en volumen por cada hectárea cultivada, aplicando la relación de 1 a 2 expresadas anteriormente. Además, este volumen se expresa en equivalente vid, es decir, considerando a la vid como si fuera el único cultivo. El resultado es que el sistema este año va a entregar en cabecera de sistema un total anual de 13.234 m3 por hectárea cultivada (m3/ha). Esto supera en un 27% a las necesidades hídricas de la vid en San Juan, que según el último estudio realizado por el INTA son en promedio de 10.400 m3 /ha (INTA, 2022), que resume otras publicaciones anteriores (Vita Serman, et al. 2004 y Vita Serman y Olguin Pringles, 2011). Dicho de otro modo, las necesidades hídricas de la vid equivalen al 79 % del agua distribuida en cabecera de sistema.

Aun así, no podemos contestar ciertamente si estos coeficientes son suficiente para cubrir sus necesidades, sin antes conocer más sobre las cuatro variables detalladas más arriba; el área real cultivada, el tipo de cultivo, la eficiencia de uso del agua y la cantidad de agua bombeada en las fincas como refuerzo al agua superficial distribuida. Por lo tanto, de lo que sí podemos estar seguros es de la necesidad a futuro de (1) generar información precisa y relevante respecto a área por cultivo, eficiencias de uso y agua bombeada dentro de la red de riego, basada en monitoreos anuales, para la toma de decisiones y (2) invertir en la modernización del sistema, entendida como el “proceso de mejora técnica y de la gestión de los sistemas de riego, acompañada de reformas institucionales en caso necesario, con el objetivo de mejorar la utilización de los recursos y el servicio de suministro de agua a las explotaciones” (FAO, 1997).

Referencias:
Primer Informe de Coyuntura, CIGIAA (2024). Inicio de temporada de riego 2024 –25: conflictos en torno al período de corta del suministro de agua para riego.  

CIGIAA (2023): “Estado de situación de los recursos hídricos en la Provincia de San Juan” Diagnóstico Interinstitucional, diciembre del 2023.

FAO (1997): “Modernization of irrigation schemes: past experiences and future options”, Water Report Series 12, Bangkok.

INTA (2022): Informe Final “Convenio de Cooperación técnica 28706 MOSP–INTA”. Responsable Dra. Mónica Ruiz. EEA San Juan, diciembre de 2022.

Vita Serman A.F.; Parera C.A.; Liotta M. 2004. (2004): “Effect of irrigation deficits on Superior Seedless table grape production”. Proceedings of the International Symposium on Irrigation and Water Relation in Grapevines and Fruit Trees. Acta Horticulturae, No 646. P. 183-186.

Vita Serman F. and Olguín Pringles A. 2011. “Water Requirement of Vitis vinifera L. cv. Syrah Grown in a Warm Region: Crop Coefficient (Kc)”. Acta Horticulturae No 889. P. 91-98. ISSN: 0567-7572. https://doi.org/10.17660/ActaHortic.2011.889.8.

 

 

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